Entre papeles un tanto olvidados pude volver a leer aquellas historias que formaron parte de mi presencia, en medio de este acto matemáticamente milagroso que muchos optan por llamar “vida”. Me permití recorrer cada una de mis células danzando al son de aquella melodía furiosa, a veces desconcertante, otras un tanto apagadas, deseando ser excitadas y llevadas al máximo de expresión. Sonreía de vez en cuando al recordar los porqués de aquellas palabras, las razones para tal diseño sobre el papel, la caligrafía, las notas aparte. Al final, y siendo sincero, nunca las olvidé, creí hacerlo porque ocultas estaban entre tanta maraña poética y fascinantemente verdadera. Era tiempo de saber encontrarlas en el momento preciso y en el lugar adecuado.
-Los años no pasan, somos nosotros los que pasamos sobre ellos. Incluso, ellos no existen, nosotros los creamos. Todo es ahora, todo ocurre en este preciso instante. Siempre.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Quizás porque es ahora cuando te veo y puedo observar lo que fuiste sin moverme de acá. Porque sigo acá, ¿no?... Tampoco debería decir “quizás”. No estoy dudando, es sólo una de las tantas configuraciones que nuestra mente posee. Ese atisbo de inseguridad reflejado en la materia, ese desprender del ego en pos de lucha por la supervivencia, por demostrar que aún sigue ahí, que el pensar como te enseñaron a pensar es la oferta que nunca aceptaste. No, no me mires así, de verdad.
-¿Cómo te estoy mirando?
No quiere decir nada, por eso calla. Si pudieras observarlos, mi amor. Si tan solo pudieras permanecer sin estar y sentir esta escena. Parece confundido, ella está presente y simplemente le roba la mirada. Pero no, no lo está.
El error no existe, sólo el miedo a cometerlo. Siempre es el miedo, y fue el miedo lo que desencadenó aquella historia que muchos cuentan. Vestía de negro y no dio aviso alguno, parecía que no estuviese pero cauteloso supo aguardar entre papeles un tanto olvidados.
-Es como si estuvieras acá dentro, más allá.
-¿Lo estoy? ¿Lo estuve? ¿Lo estaré? Estamos explotando hacia donde muchos no se atreven a llegar, nuestras acciones siguen rumbos insospechados y aquí estamos, sabiendo que no sabemos pero confiando en que será lo que queramos, lo que necesitemos, lo que nos guíe hacia donde debamos llegar.
-Nunca lo dudé, lo siento y lo sé. Estuvo en contra de todo lo que alguna vez parte formé. Grité y grité lo que más pude para así poder disfrutar de ese silencio dichoso que nos brinda nuestra mera respiración vibrando en lo más alto de nuestra conciencia. Quise desaparecer, para así volver a recolectar lo que atrás dejé alguna vez para volver a mirar como lo hice y lo vuelvo a hacer, y como vuelvo a estar sabiendo que por algo es. Sangré, lo sé, para así vislumbrar aquello que anhelaba, el cómo la vida recorría cada una de mis partes sabiendo que lo son y no, que forman un todo. Arriesgué y arriesgué, perdí y gané para recordar que simplemente es mejor dar antes que esperar.
-No debería sentirme a gusto en estos momentos, es extraño. Algo así como lo que escuché, algo como lo del presente infinito siempre explotando en todas direcciones, nosotros siguiendo una, la que creemos correcta. Siempre siendo la correcta. Aunque hayamos tomado malas decisiones, sé que viramos el rumbo si así lo deseamos: pero es el rumbo correcto. Es así como de a poco fui dándome cuenta que toda experiencia tiene mucho que decir, escribir…
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Quizás porque es ahora cuando te veo y puedo observar lo que fuiste sin moverme de acá. Porque sigo acá, ¿no?... Tampoco debería decir “quizás”. No estoy dudando, es sólo una de las tantas configuraciones que nuestra mente posee. Ese atisbo de inseguridad reflejado en la materia, ese desprender del ego en pos de lucha por la supervivencia, por demostrar que aún sigue ahí, que el pensar como te enseñaron a pensar es la oferta que nunca aceptaste. No, no me mires así, de verdad.
-¿Cómo te estoy mirando?
No quiere decir nada, por eso calla. Si pudieras observarlos, mi amor. Si tan solo pudieras permanecer sin estar y sentir esta escena. Parece confundido, ella está presente y simplemente le roba la mirada. Pero no, no lo está.
El error no existe, sólo el miedo a cometerlo. Siempre es el miedo, y fue el miedo lo que desencadenó aquella historia que muchos cuentan. Vestía de negro y no dio aviso alguno, parecía que no estuviese pero cauteloso supo aguardar entre papeles un tanto olvidados.
-Es como si estuvieras acá dentro, más allá.
-¿Lo estoy? ¿Lo estuve? ¿Lo estaré? Estamos explotando hacia donde muchos no se atreven a llegar, nuestras acciones siguen rumbos insospechados y aquí estamos, sabiendo que no sabemos pero confiando en que será lo que queramos, lo que necesitemos, lo que nos guíe hacia donde debamos llegar.
-Nunca lo dudé, lo siento y lo sé. Estuvo en contra de todo lo que alguna vez parte formé. Grité y grité lo que más pude para así poder disfrutar de ese silencio dichoso que nos brinda nuestra mera respiración vibrando en lo más alto de nuestra conciencia. Quise desaparecer, para así volver a recolectar lo que atrás dejé alguna vez para volver a mirar como lo hice y lo vuelvo a hacer, y como vuelvo a estar sabiendo que por algo es. Sangré, lo sé, para así vislumbrar aquello que anhelaba, el cómo la vida recorría cada una de mis partes sabiendo que lo son y no, que forman un todo. Arriesgué y arriesgué, perdí y gané para recordar que simplemente es mejor dar antes que esperar.
-No debería sentirme a gusto en estos momentos, es extraño. Algo así como lo que escuché, algo como lo del presente infinito siempre explotando en todas direcciones, nosotros siguiendo una, la que creemos correcta. Siempre siendo la correcta. Aunque hayamos tomado malas decisiones, sé que viramos el rumbo si así lo deseamos: pero es el rumbo correcto. Es así como de a poco fui dándome cuenta que toda experiencia tiene mucho que decir, escribir…
Toc. Toc, toc, toc. Toc toc toc, toc toc.
No temas, todo estará bien. Ni yo creía que entre papeles un tanto olvidados podría experimentar ese vuelo loco sobre el colchón que tanto solía disfrutar, o esa caja de discordias que tanto tiempo entre sus paredes cautivo me tuvo. Ni idea tenia que a mi presente volverías a entrar, ya no como un personaje desconocido sino como protagonista de la tuya, si, la mejor de tus historias… Esos besos que te robé, oh hermoso acorde en esta preciosa melodía, aquellos besos que tanto temí y tanto anhelé. Los recuerdo, los siento tan bien como tus manos con las mías y esta hoja que recorre mis yemas, diciéndome que entre papeles un tanto olvidados te encontré sabiendo que te recordaba y que parte de este presente infinito volvía a ser el tuyo también.
Amén.
Amén.