lunes, 7 de enero de 2008

13/28

La puerta está cerrada, ausentes ansiosos aguardan el instante perpetuo. No están, ríen a ciegas por la culpa de saber sin querer, la puerta entreabierta y de vuelta hacia acá, no está, cerrada y confusa, espectral limite que separa la mente de la no mente. Imaginan ansiosos ausentes aguardando a que el del ritmo sobre el plástico ilumine la entrada, cegado por su regreso, incapaz de saber qué no es correcto cuando cada experiencia es subjetiva, cuando cada mirada es un mundo.

La puerta está abierta, están en templanza, sintiendo y viviendo el instante perpetuo.