viernes, 28 de diciembre de 2007

El Abrazo

Partí rumbo a lo desconocido, sabiendo que el saber era tan inútil como el conocer. Creí estar sin saber que conocía aquel lugar. Estuve, me mantuve y volví de espaldas para cruzarme con algo, no sé, alguna mano amiga o algún golpecito violento. Caí, una piedra logró que la tierra chocara con mis huesos. Creí que no podría, que la presión se emanciparía e impondría aquella revolución que tanto temí. Ella a lo lejos, de espaldas y con un severo ánimo de quizás no volver a voltear. Blanco, vacío. Así que partí, sabiendo lo desconocido inútilmente, estando sabiendo que estaba, que estoy, que fijo mi mirada sobre ella y mis brazos que intentan despegarse del costado. Desisto. Me mantengo. Supe que miré sin querer mirar más allá, y que estuve donde nunca nadie había llegado. Recorrí cada rincón de su pecho, hice burlas a sus miedos y asesiné una por una las faltas cometidas.

Una lágrima brotó.


Calla, espera. No es tarde, no debes dudar, sólo crear.



Intenta no caer de golpe, susurra a su oído que deje de temer y que sólo se lance, sin mirar, sin pensar, que el puro salto la eleve más allá. Mantente ahí, atento a cada movimiento. No dejes de mirarla, por favor. Mantente ahí, atento a cada parpadeo, no dejes que te intimide. Respira, bien, sigue fijo e inmovible. No cedas. No, no te muevas por nada del mundo.


Puedo llegar más allá, ¿sabes? Es como si supiera que cada movimiento traerá consigo un resultado inesperado, y no por ello negativo. Más bien, es la fe en ello lo que mantiene todo esto vivo. El instante, el estar. El hacer de espectador y observarnos sin decir nada en medio de todo ese verde pavimentado… Lo dudé, es verdad, casi pierdo ante un principiante. Enemigo vivaz, nunca creí que fuera a jugar tan malvadamente, de veras.




No seas tonto, ya pasó una vez.-resonó en los alrededores. No te atreviste a mirar, pero sabía que no callarías, no fallarías esta vez.



-Todo está bien, de verdad- dijo estrechándola entre sus brazos.




Ella entendió que no supo, solo sintió que él sentía sabiendo que entendía todo, absolutamente cada una de las razones para permanecer sintiendo, estando, perdonándose cada falta cometida, remediando y sintiendo que ella ahí estaba, junto a su pecho.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Infinito

Cierro los ojos, los vuelvo a cerrar. Donde quiera que estés y donde quiera que vas, ahí estás, vuelves a estar y te vas, ya no bailas ni te arrastras como solías pintar en esos cuadros tan lindos que un día quisiste mirar, sin más.

Al caer la noche creo que pude observar, si, quizás tan allá no estoy, donde quiera que fuese ahí estuve, sombra y luz, infinito y más allá. Vuelvo, ya no soy, vuelvo a serlo, ser voy a ser.



-¿Entonces?
-Se supone que no, que nunca pasó. Ella quiso que fuese así, incorrectamente perfecto.
-¿Un beso?
-No esta mal.



Estoy jugando, vuelvo a mirar, ahí estás. Rabia, dicha, odio, grito, voz, lengua, boca, mierda, no estás, donde quiera que vas tu sabes que como quieras estaré, estoy, sigo estando, no estoy jugando, los vuelvo a cerrar, ahí estás, te vuelvo a rozar. No está nada de mal.

Sin más, un día quisiste mirar esos cuadros tan lindos que quisiste arrastrar y observar, como el fiel reflejo de que ya no bailas sobre las sábanas, te aburriste y te vas, estás ahí, vuelves a mirar, ya no estás, donde quiera que estés sabes que ahí estaré, ahí estás, cierro los ojos, los vuelves a cerrar.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Suponiente

Se supone que estás mascando un chicle sabor sandía sobre una pera, y ellos ahí, intentando no explotar. Tú nunca quisiste ser parte de esto, pero lamentablemente así terminan siendo las cosas después de una noche como aquella, porque guau, de verdad que fue impresionante, no lo puedes negar.
Se supone que deberías intentar hacer algo, no sé, intentar callarlos, mete ruido, dí algo estúpido...

-¿Alguien quiere café?

Nunca pensé que fueras a reaccionar así, en serio. Nunca quise hacerte parte de esto, ellos ahí intentando arreglarlo todo, y tú… Se supone que estás mascando un chicle sabor sandía sobre una pera, recostada con la mirada pegada en el cadáver de ese que nunca su sabor te gustó. Sonríes y observas, se supone que es cierto, que todo debe ser así. Callas y observas, te transformas y te quedas, comienzan…


-¿Porqué?
-¿Porqué qué?
-¿Porqué aún no me besas?
-No creo que sea conveniente…
-¿Qué es? ¿Es mi mirada infantil? ¿Mi manera de reír? ¿Mis ganas de escribir?
-No, no es eso… Es que…
-Porque si es así de verdad que seria una pena enorme…



Ahí se asoma él, silencioso y cauto. Evita todo contacto con sus miradas, parece mezclarse con la neblina. Contempla dubitativo, no cree que exista solución evidente. Habrá que ir más allá, aceptando que el control total no está en él, sino que en mí. Y se siente bien.

-No me mires con esos ojos, de verdad… Me dan ganas de…
-¿De qué?
-De recorrer con mi lengua…
-¿Si?
-Cada…
-Oh…
-Centímetro
-Uhh…
-De…
-¡No!
-Tú…
-¡Por favor!

Sé leer, solidario creo ser. Ahí viene el otro, intenta causar la misma impresión que aquel que ostentó el ser sin estar. No siente que yo sea el problema, sino que lo que va más allá de mí, lo que me rodea. Y tú no tienes idea, dejas de pensar, mente en blanco y ahí está, comienzas a creer que sabes y entiendes lo que de verdad pasa. Y te aseguro que no, solidario sé que creo ser, ostento el crear y tú te vanaglorias del libre pensar, libre sentir, ser sin estar… Vuelves a observar, mascar y mascar, mirar y esconder, creer y permanecer…

-¿Qué crees que pase cuando te mueras?
-Nada, que va a pasar…
-¿Por qué dices eso?
-¿Pasó algo cuando se murió ella?
-No sé, creo que al gato de la Pituto le vino un bicho estomacal.
-Uf…
-De verdad, me contó hace como…
-Argh, no te hablo de eso… Sino de ti, de lo que pasa contigo...
Se supone que no te interesa nada de esto, ni siquiera tendrías que estar pegada mirando como las palabras se deslizan sobre la superficie. O él, menos él, el que cree que la neblina pudo ocultar su asombro al darse cuenta que no dependía de él sino de mí, y se siente bien. Ellas nunca supieron, es verdad. Se supone que callaron, murieron, vivieron felices y comieron chicle sobre una pera, intentando no arrancar, enfrentando la verdad. Tú crees que estás, pero ya te vas y ni idea tienes que es así, aunque el espacio debajo te enseñe que todo llega a su fin, y vuelve a comenzar.


Se supone que estás mascando un chicle sabor sandía sobre una pera, y ellas ahí, intentando no revelar nada. Parece que todo debe de ser verdad, asi lo dicen, asi lo lees, y quizás también es una farsa, una ilusión, la visión de algo que no está sin saber. Disculpa, de verdad, nunca quise confundirte así, tomarte y dejarte, azotarte y sentirte. Lo siento, a ellas nunca les importó, se supone que ya no estás.