miércoles, 3 de octubre de 2007

El Regreso


Sabes que acá dentro palpitas con mucha fuerza. ¿Tú sabes todo, cierto? Espero hablemos pronto, no aguanto acá. Voy donde Félix ahora. Contigo. Y también me gusta el Santiago alrededor tuyo. Me gustas tal cual. No. Eso suena como si fuera para hacerme cambiar de parecer o de sentir. Lo sé. Sólo te estoy haciendo preguntas, tampoco me refiero a eso. Recuerda que yo no veo las cosas de igual manera que tú. Sólo te pregunto. No, tampoco es eso. ¿Te he exigido algo dentro de “esto”? No he dicho que tu lo has hecho. ¿De tu tiempo? ¿Te he robado algo de tu espacio? Tu espacio nunca lo has perdido. El ahora es lo que importa. Lo único que tienes es el ahora. Esa es tu vida… Observa, ¿aló? ¿Tu vida de vuelta? Ehm… Ser yo, quiero. ¡Analizar es lo menos que quiero ahora! Quiero mi espacio, mi tranquilidad, mi vida de vuelta. Eso es lo que busco. No quiero análisis. Con todo lo que me pasa, no solo contigo. Y eso es lo que hago yo: sentir. Analizar lo que te pasa cuando me lees, observar. Deberías ver. Y no sé que hacer. No te imagines nada, porque pierdes en el intento. De hecho me imagino una tortura. No. ¿Y ahora estás feliz? Le tengo miedo al no volver a tomar tu mano y sentirme feliz. Le tengo miedo a los días que pasan sin saber de ti. Le tengo miedo a todo esto que te digo. Le tengo miedo a esto que no para dentro, ¿sabes? Yo si tengo miedo. Mucho miedo. No sé si tengo miedo, y si lo tengo no sé a qué. Tengo miedo. Y si, y libero, y digo cosas, pero cuando siento lucho, lucho hasta el final. Podría sentirme el hueón más imbécil de la Tierra. ¿Crees que es muy de cualquiera el soltar lo que se siente a otra, a sabiendas que la otra persona pocas palabras dirá? ¿Le tienes miedo a algo que yo no le tenga miedo? ¿A que le tienes miedo, Julieta? Incluso sin mirarme a los ojos. Sobre todo contigo, ahí, sin decir nada. Bastante chistoso sería. Si. No creo que sea chistoso. Seria bastante chistoso. Podrías verme la cara ahora. Y ya no me gusta el decirte lo que siento, es como si le hablara al teclado. No tienes idea lo que es pensar noche tras noche, día tras día si es que esa personita que te gusta piensa en ti, si sigue sintiendo lo de antes, si es que siente las maripositas ahí dentro. Me siento confundido, como atrapado, encerrado en cuatro paredes de puta incertidumbre, lo que aborrezco con todo mi ser. No quiero que pienses que me haces daño, como dijiste la primera vez que hablamos sobre esto. Ni te imaginas como me siento. Esa es mi gran duda, la que gatilla el torbellino que tengo dentro. Si es que aún existe, claro… A lo “nuestro”. ¿A qué te refieres? Aún sigo esperando, lo que me pregunto es si tú sigues pensando o ya volviste a caminar en otra dirección. ¿Sabes qué? Ehm… Estoy siendo sincera, no puedo mentirte, ya te lo he dicho. Entonces no hay nada más que decir. Y cuando lo intento me cuesta más que la cresta. Aunque yo sé que siempre estás, no puedo hacerlo -dijo suspirando sin que él se enterase. No lo dije en mala onda. Ah, disculpa entonces. Sólo puedo hacer eso con una de las tres personas que amo. Yo siempre voy a querer que me cuentes todo, las sonrisas que tuviste, las lágrimas que dejaste, el hombro que necesitaste, el respiro que diste, la mano que aferraste. ¿Qué más puedo ofrecerte yo? Aparte de contarlas, ¿qué necesita uno? Cuando uno tiene cosas malas que contar, eeh… A menos que cuente las cosas malas, no sé que hablarte. Te tendría que decir muchas cosas. Uf. Y de lo que uno entiende por lo que dice o calla el otro… Si empezamos a hablar de sensaciones. O es lo que me das a entender… Es que… Es la sensación que me da. Lo que yo creo. ¿O eso es lo que tú crees que pasa? ¿Con esas palabras? ¿Te he dicho que no quiera contarte? Pero… No sé, yo como que te cuento algunas cosas y te pregunto sobre las tuyas y como que nunca quieres contarme. Entonces al final no sé que hablar. Disculpa si te digo las cosas así de una, sabes como soy. Si una persona te gusta, ¿es necesario que existan ganas para contarle qué te está pasando? ¿Ganas? ¿Ánimo? ¿Cómo es eso de que nunca tengo? Me haces pensar y sentir que ya no te importo, que con el correr de los días todo se fue a la misma mierda. No sé qué hablarte, intento que tu también me cuentes tus cosas, pero nunca tienes ánimos o ganas de hacerlo. Y el no hablar. Tu sabes todo lo que significas para mi. ¿Entiendes? Contigo. Pero me da lata el no hablar contigo. No quiero que pienses que soy obsesivo ni nada. Que es distinto. Pero no me hablaste. Ayer me contaste. Pero… Como lo del tenis ayer. Y las que me gustan. Intento contarte las cosas buenas. Es que en realidad no sé que hablarte, puras cosas malas. El no saber de ti. Es que no me hables. Lo que me incomoda. Es algo que sé hace rato ya. Bueh… Más o menos, en realidad. A ti no te puedo mentir. ¿Cómo estás? Dale. O sea, estoy más o menos, pero puedo hablar por ahora. Ya, ya, ya, ya estoy. Esto de no hablar, de no saber de ti, de no saber nada ya me está carcomiendo poco a poco.


Cuando estés avísame, por favor.

1 comentario:

Death dijo...

He esperado re-leerte a esta hora para conseguir irme a dormir con una sonrisa en los labios, así que cojo este texto magnifíco, lo doblo y lo guardo bajo la almohada ;)

Un abrazo Alberto.

P.D.= Ya estás nuevamente en la lista, pero por favor actualiza un poquito más seguido. No nos tengas en ascuas ejeje.